viernes, 28 de marzo de 2008

Debate libre y sin miedo

Son 3 las condiciones básicas que se necesitan para tener un Gobierno democrático, de un nivel de primer mundo: primero, tener elecciones transparentes, en las que la mayoría de los ciudadanos emita su voto en forma libre; segundo, que haya transparencia en la rendición de cuentas públicas; y, tercero, pero no menos importante que las dos anteriores, contar con debates públicos en los que participe el mayor número de ciudadanos sin “cortapisas”.

El derecho que nos reconce la Constitución Mexicana en el Artículo 6, nos permite expresarnos libremente y sin ser objeto de inquisición judicial o administrativa alguna. Este derecho, además, nos da la obligación, como ciudadanos, de contribuir con la formación de un Gobierno democrático.

Nadie, en ningún nivel de Gobierno, ningún partido político o entidad ciudadana alguna tiene permiso de tan siquiera intentar coartar ese derecho. Nuestro crecimiento como pueblo libre y democrático depende de ese derecho, fracción crucial entre los valores fundamentales para un buen desarrollo humano.

No se le puede tener miedo a la confrontación de ideas. Ningún ciudadano debe temer alzar la voz cuando se tenga la certeza de que las actuaciones de un Gobierno no son las adecuadas. Y esto es aún más obvio cuando ese gobierno está formado por funcionarios que incurren en irregularidades o ilegalidades.

Abundan los discursos en las campañas políticas, llenos de ofrecimientos y promesas de escuchar las demandas de los ciudadanos. Se les invita, además, al debate público constante. En esto Ivonne Ortega no fue ninguna excepción. Sus promesas y oferta de apertura, por lo tanto, no concuerdan con la actuación que tuvo durante la reunión con los legisladores federales del PAN, en el Palacio de Gobierno. Allí, a nombre de sus representados, los legisladores solicitaron información sobre los asuntos recientes relacionados con seguridad pública. Con o sin promesa de campaña, la gobernadora está obligada a cumplir con los mandatos de la Constitución Política de México. Ésta la obliga (artículo 6) a informar sobre los asuntos relevantes en el ejercicio de su gobierno. Si en forma políticamente reprobable y grosera trató a los legisladores, ¿podemos imaginarnos cómo trataría a los ciudadanos sin investidura de representación?

Recordemos que el 1º de Agosto del año pasado cuando la señora Ivonne Ortega, ante un Congreso del Estado y cientos de invitados como testigos de ese primer acto de gobierno, se le escuchó decir el juramento donde se compromete ante el pueblo a ¬RESPETAR Y HACER RESPETAR LA CONSTITUCIÓN Y A LAS LEYES QUE DE ELLA EMANEN Y QUE SI NO LO HICIERE ASÍ, QUE LA SOCIEDAD SE LO DEMANDE.¬

No, conciudadanos, no nos confundamos con las voces que alegan que el debate y la confrontación de ideas puede llevarnos a una crisis política, y que dicha crisis desembocará en una situación perjudicial para nuestro Estado. Al contrario, se necesita de esa diversidad de ideas con pluralidad política. Son factores fundamentales para un gobierno maduro. Sin consensos con las diversas fuerzas políticas, el Gobierno no puede ser sólido, y, por lo tanto, le será más difícil contribuir al desarrollo de nuestro Estado. Hoy lo vemos en muchos países de Europa. Para formar un gobierno no solo se necesita ganar con el mayor número de votos ciudadanos, sino que también se habrán de crear consensos con el mayor número de partidos no ganadores. Sin dichos consensos no se puede gobernar.

Definitivamente hay crisis de liderazgos no solo en el PAN, sino en todos los partidos políticos y agrupaciones de los diferentes sectores de la sociedad. Ojalá que, como la Senadora Beatriz Zavala, surjan más líderes dispuestos a debatir sin miedo. Ellos son los que contribuirán con su voz y su trabajo, a lograr consensos para un mejor desarrollo del Estado. El debate político no se debe de confundir con ese revanchismo primitivo que se da con piedras y palos.

Es conveniente que muchos políticos, con las aspiraciones de la Senadora Beatriz Zavala, den la cara dispuestos a ejercer sus deberes públicos (como el de fiscalizar y supervisar al Gobierno de Yucatán) ya que es la única vía para el desarrollo sano de nuestro querido Yucatán.

Mérida, Yucatán.

Luis Jorge Montalvo Duarte.

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