miércoles, 20 de febrero de 2008

El problema de la desinformación comienza a aclararse

Nos hemos permitido publicar aquí, íntegro, el artículo de Jesús Reyes Heroles en relación a la desinformación que circula por todo México.

Cada letra del artículo menciona exactamente lo que hemos notado que está sucediendo en el país entero, que no sucedía en Yucatán, pero comenzó a suceder a mediados del gobierno de Patricio Patrón. Quizás la inauguración de esta modalidad fue la injusta embestida que con cizaña lanzó Hernán Casares, un reportero del Diario de Yucatán, cuñado de Eric Rubio Bartell (ex preaspirante a la gubernatura), en contra de Xavier Abreu en relación a un asunto de borregos que lo único que provocó es más actuaciones borreguiles por parte de humanos que, mal informados, tomaron decisiones equivocadas en base a una mentira.

Aquí podrán leer también un artículo de Franz J Fortuny en relación a la traición nacional, por desinformación, que anda regando por todo el territorio nacional el autonombrado mesías López Obrador. El artículo fue enviado al Diario de Yucatán pero no fue publicado.

El artículo de Reyes Heroles contrasta con la postura mesiánica y poética, con versos y prosa basados en la exaltación de esos números "alegres", pero falsos, de 50 o 60 millones de "pobres", sustento de la popularidad en crecimiento de la mal llamada "politóloga", y que debería de ser llamada, más bien, populistófila Denise Dresser.

El PRI, claro, buscando como siempre la forma de llevar agua a su molino, ahora busca la manera de cancelar ese mismo programa que ha logrado la disminución de la pobreza extrema del 21% de la población total, al 14%. Esto ha probado que ha funcionado. Por ello, ahora el plan es cancelar el programa: no sea que tan "peligroso" programa le dé buenos puntos al PAN en el poder ahora y sea difícil después "quitarlo". Lo cual probaría, una vez más, que en ciertos círculos de "políticos" lo único que cuenta es que sus molinos estén llenos, no el bienestar que pueda lograrse entre la población.

A continuación, el artículo de Reyes Heroles:

Una cuestión de integridad personal, de ética social

Denunciar la mentira y a los mentirosos

Por Federico Reyes Heroles

La peor mentira es la que se fabrica con la verdad envenenada —Anónimo.

Una enfermedad muy grave ataca a México: el desprecio por la palabra, la mentira sistemática y sin vergüenza, la diatriba y el insulto como mecánica diaria, el negocio de la exageración y la caricatura nacional, el cinismo como estrategia, están degradando al país. Ante el interminable desfile de mentiras y sandeces, los mexicanos están descreyendo de todo. Pero una nación vive de ciertas creencias compartidas. Los pobres se multiplican —se lanzó durante la campaña mil veces—, son 50 millones, 60 millones.

Falso, los pobres en México van disminuyendo, más lentamente de lo que todos desearíamos, pero disminuyen. Allí están los datos, los pobres extremos, los que tienen hambre, pasaron de más de 21% en 1992 a cerca de 14% en 2006. Solidaridad, Progresa, Oportunidades han funcionado y deberíamos festejarlo. Pero no, ahora ya ronda entre priistas la idea de acabar con la estrategia. ¿Por qué la mezquindad de no reconocer lo que funciona?

El TLC nos ha empobrecido, gritan con seriedad casi mística. Falso, el Tratado ha multiplicado las inversiones directas 14 veces, ha cambiado nuestro perfil exportador de un país dependiente del petróleo a una economía exportadora de manufacturas, ha creado cientos de miles de fuentes de empleos, muchos de calidad, y ha terminado con la pesadilla de nuestro histórico déficit con Estados Unidos.

Es gracias al superávit con el norte que podemos financiar nuestros déficits con Asia y Europa. Es cierto, los efectos benéficos del TLC se concentraron en el norte, pero no vale mentir con tanto descaro. Calderón no plantea “vender Pemex”. Desde la campaña de 2006 quedó claro que ningún candidato defendía esa posición. Sin embargo, la expresión circula de boca en boca, en discursos frente a mexicanos que se merecen más respeto. Es una mentira que reditúa, porque exacerba los ánimos nacionalistas, pero es una mentira y como tal enferma.

El agro mexicano se encuentra al borde del abismo, todo originado por las importaciones de maíz de 2008. Falso. La apertura del agro comenzó hace 14 años. Las importaciones de maíz en sus dos tipos han beneficiado a decenas de millones de consumidores. Las tortillas, pero también otros alimentos, hubieran sido mucho más caros sin esas importaciones. Las exportaciones de frutas y legumbres crecen asombrosamente. La producción de maíz por hectárea se ha incrementado, pero, claro, tarde o temprano los productores con baja productividad —94%— tendrán que enfrentar la realidad: muchas naciones, no sólo Estados Unidos, producen maíz a mucho mejor precio.

Por supuesto, detrás está la absurda pulverización de la propiedad agraria en la cual el 80% de los productores tienen menos de cinco hectáreas. ¿Qué hacemos? Renegociar el TLC, ¿de verdad lo creen? ¿Abrir el tratado por un sector perdedor para que los perdedores del otro lado pidan protección? Pero como de lo que se trata es de alebrestar, de mentir para lucrar, pues todo vale.

Llegó el horror de las inundaciones de Tabasco. La tragedia rebasa la peor de las imaginaciones. Pero claro, la tragedia también es negocio, por qué no culpar a la CFE y decir que un demente abrió las compuertas de las presas a sabiendas de lo que ocurriría. El gobierno de satanaces es capaz de cualquier cosa. Sólo el 5% de agua era responsabilidad de las presas que tenían que ser desfogadas, que así evitaron el alud asesino. Pero claro esa versión no permite el malsano ejercicio de sembrar la duda, de intrigar, de infectar el espíritu, de envenenar la conciencia. De nada sirven las explicaciones fundadas cuando no hay una condena severa a la mentira paralela.

En un país con ocho años de escolaridad promedio, con un bajo nivel de información política, las mentiras y falsedades calan. Con la mano en la cintura un comentarista puede afirmar que en tal o cual decisión de la Suprema Corte fue clara la intervención del presidente, que el contubernio es evidente. Silencio es la respuesta. La intriga es un excelente negocio político porque siembra la duda, no importa que las instituciones salgan dañadas, que la confusión impere, que la desconfianza crezca. Es lo de menos, lo que importa es sembrar cizaña. La palabra hoy es engaño y no medio de entendimiento. AMLO puede acusar de traición a la patria sin provocar el menor asombro. Todo vale como si eso en sí mismo enriqueciera la libertad. Falso. Un país de incrédulos sería ingobernable para cualquiera.

Para que los mexicanos puedan decidir de manera informada y ejercer así su libertad, deben de entrada tener confianza en lo que se dice, por tener asiento en la realidad. De que sirve desarrollar todo un sistema nacional de acceso a la información que transparente los dineros públicos, si en paralelo la opinión de los mexicanos está totalmente desorientada por declaraciones y discursos sin ningún sustento, plagados de mentiras. Las falsedades se van trenzando y el ciudadano común termina por descreer de todo. ¿Cómo esperar que el nivel de debate se eleve cuando la deformación es método? No sólo cargamos con problemas de diseño institucional, como es el caso de la designación de los consejeros del IFE, además la irresponsabilidad verbal no tiene factura.

Esto no es cuestión de reformas de Estado, de nuevas leyes, de acuerdos nacionales. Es un asunto de integridad personal, de ética social. Instituciones nuevas con los mismos mentirosos profesionales sería otro engaño. Lo primero es exigir respeto a la palabra, lo segundo es denunciar la mentira y, por supuesto, a los mentirosos.— México, D.F.

Escribir a: "sistemas_aee arroba yahoo.com.mx", para comentarios directos a Jesús Reyes Heroles.

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